Quien controla el relato domina
-salvo que una suerte de
espíritu crítico liberado
de riendas habite
inter nos-,
y quien sofoca cualquier voz disidente porque él lo vale, ni
por asomo
se plantea renunciar al
trono. Y
cuando me refiero al relato hablo de literatura, y cuando de la
creación literaria se trata no existe ficción o ensayo, o
esa es la
impresión, que pueda
escapar al embrujo de los cantos de unas sirenas cuyas caricias se
ejecutan a mano siniestra, y
cualquier
intento de abrir una brecha en el templo de la hegemonía se
asemeja a una misión imposible. Pero si con esos bueyes tenemos que
arar, así sea.
Tras más de una década de andanzas
por el entorno negrocriminal español, de charlas con
escritores, de asistencia a encuentros literarios, y claro, de leer
sus novelas, comencé a caer es una especie de melancolía de género... negro, que debe ser algo parecido al enfado que se apodera
de un cinéfilo cuando detecta que el director tiene encañonado al
responsable de la fotografía que es obligado a mantener sólo dos
encuadres, impidiendo así que entren en plano asuntos que
enriquecerían la película. ¿Se entiende? Posiblemente, no, así
que será mejor que recuerde el título de este artículo y que de
por concluido este párrafo y entre en materia.
Petros
Márkaris
Transcurría
el año 2018, y el autor griego había acudido a un sarao 'novelero' donde iba a ser homenajeado, y tras recordar su trayectoria
literaria, llegó el turno de preguntas. Para que se entienda el
porqué de la cuestión que planteé el creador del comisario Kostas
Jaritos, es necesario recordar que Grecia fue intervenida entre 2010
y 2018 por la Unión Europea, dejando el país hecho unos zorros.
Pues bien, cuando me correspondió el turno hice mención a la estafa
de unos habitantes de la isla de Zakynthos donde se descubrió la
existencia de 700 'ciegos', entre ellos taxistas, empleados
municipales y hasta un cazador de aves. La intención era hacer ver
que no sólo el Estado roba, sino que ser trabajador no es una
patente de honradez: La reflexión no le hizo puñetera gracia. Recordemos
que Márkaris lo tiene claro: «Soy
de izquierdas»
¿No
resulta contradictorio incluir a un extranjero cuando un servidor ha
dejado claro que tratará únicamente sobre sus (pido disculpas por
si alguno se ofende) compatriotas. Es cierto, pero ¿Quién escribe?
Izquierda,
derecha…
«Las
opiniones son como los culos: Todo el mundo tiene uno».
No
es una declaración ‘institucional’, pero esta frase lapidaria de
Harry Callahan/Clint Eastwood tiende
un puente para facilitar
la conexión con la siempre denostada mosca cojonera.
A
partir de ahora, sus ojos serán testigos de afirmaciones
contundentes envueltas en un celofán de color alarmante. Leerá
cosas que podrán alterar su espíritu, sea éste hijo del consenso o
primo de lo contrario, incluso quien esto escribe se declara atónito
ante tanto parecer dispar, pero ¿acaso eso es malo?
En
primer lugar conozcamos la opinión
en torno a eso que algunos dicen de que la novela
histórica es territorio conservador y la negra goza de una
envidiable salud ‘progresista’… ¿Cómo se le ha quedado el
cuerpo literario tras leer el artículo?, porque lo que viene ahora
tiene su miga ultraderechista
aunque es
justo reconocer, que este
autor como el anterior
matizan,
y eso es de agradecer. No
obstante, entre ambos se
detecta una cierta contención o algo parecido al tan anhelado
equilibrio de la fuerza galáctica y
no hallo rastro de advertencia en torno a los peligros de tanto
mensaje de juntaletras zurdos.
Hemos
llegado al
turno de algunos autores españoles
a quienes pregunté en
2021 (este dato refleja que llevo años con la matraquilla)
cómo veían el asunto y
las respuestas fueron:
―«Son
de izquierdas»
―«Viendo
el circo mediático en el que se ha convertido nuestra nación,
imagino que mayoritariamente de izquierdas».
―«Históricamente,
en la novela negra hay una visión escorada de la izquierda, según
la cual el verdadero novelista negro es aquel que se inscribe en esa
corriente».
―«Hay
una constante hacia la denuncia social. Es una lucha persistente
entre el que tiene el poder y los que lo sufren. Ideología
que este género arrastra desde los primeros relatos de Poe o Raymond
Chandler».
...Derecha,
izquierda, un, dos, tres.
Corresponde
el turno a unos
escritores patrios que
han marcado estilo, arrejuntado a cientos de lectores y todas esas
cosas que ocurren en la literatura, pero antes de lo que toca, toca
esto: ¿Hace
falta alguna justificación?
«Imagen
de la vida es la Novela, y el arte de componerla estriba en
reproducir los caracteres humanos, las pasiones, las debilidades, lo
grande y lo pequeño, las almas y las fisonomías, todo lo espiritual
y lo físico que nos constituye y nos rodea; y el lenguaje, que es la
marca de raza; y las viviendas, que son el signo de familia; y la
vestidura, que diseña los últimos trazos externos de la
personalidad: todo esto sin olvidar que debe existir perfecto fiel de
balanza entre la exactitud y la belleza de la reproducción».
(Pérez Galdós)
Quizá
nada sea absolutamente negro y hasta es posible que las evidencias
incontestables no sean más que apariencias. También es probable que
una ideología haya construido un discurso desde el que esparce la
verdad y sólo la verdad, impidiendo que cualquier voz disonante sea
escuchada con el debido respeto porque esos que pasean el estandarte
de la hegemonía gritan hasta la afonía: ¡Soy la voz del pueblo, su
fiel portavoz y único intérprete de todos sus males y hacedor de
las bondades que lo conducirán al paraíso!
Este
apartado lo abre Rafael Chirbes (1949-2015). El autor de,
entre otras, Crematorio y En la orilla,
tenía claras sus prioridades ideológicas «No
hay que olvidar que la lucha de clases es eterna»
Tampoco se nos debe pasar por alto una especie de
subgénero al que tan bien se ha acostumbrado el propio género, el
ejemplo nos lleva al totalitarismo
noir de
Guillermo Galván.
Tras
estas pinceladas, detengo el tecleo y leo al Don Benito de hace tres párrafos…
El
siguiente es Mariano
Sánchez Soler, quien
no esconde su preocupación por las diferentes
formas de la ultraderecha española.
Qué bien
estaría que esa inquietud abarcara a otros ultras.
Mientras
tanto, hay un tema íntimamente ligado a todo lo que se ha expuesto
aquí que requiere un breve apunte, sin maldad, todo sea dicho.
Resulta que un escritor a la par que profesor, decidió usar esa
suerte de neolengua (un engendro) que tiene que ver con el género. Así, y
como la mayoría de sus alumnos son mujeres, un día comunicó a los
chicos que desde ese instante pasarían a ser ¡Alumnas!, aunque la
sorpresa
no termina, dado que al ser preguntado si en su próxima novela
pondría en práctica el desdoblamiento de géneros, respondió algo
cariacontecido, que tal posibilidad haría que la lectura fuera
engorrosa y densa. Creo que en aquel instante alguien en algún
lejano lugar encendió dos velas…
Continúo
con Alexis Ravelo
(1971-2023), uno de los grandes escritores españoles del género a
quien la ideología marcó su producción.
Ravelo
no sólo dedicó su creatividad a la literatura negra, también tocó
otros palos: Literatura infantil, juvenil y obras de teatro, pero
aunque reconozco su valía y su estilo narrativo, considero que la
carga ideológica tenía un gran peso en su creación ¿Es bueno, malo o
mediopensionista?
Podría seguir con, desde mi punto de vista, uno de los autores españoles
negros que merecen una mayor atención: Francisco
García Pavón -el
creador de Plinio-, e
incluso añadir a la lista a más autores,
pero hasta aquí he llegado con estos apuntes en torno al género
negro español. Mas si el texto suscita algún interés, dependerá
de usted seguir indagando.