domingo, 18 de diciembre de 2022

𝗠𝗮𝗱𝗿𝗶𝗱

   Madrid. He caminado por la Villa subiendo callejuelas, bajando por avenidas, atravesando espacios modernos y pisando suelo decimonónico. He viajado en las guaguas de la EMT cuando algunas de sus líneas tenían el punto de partida en la Puerta del Sol; desde los andenes de Atocha y Chamartín un Cercanías me ha conducido al destino al igual que la modernidad de la Media Distancia o la Alta Velocidad, con la certeza de que la vuelta me dejaría, de nuevo, en la Villa. Conozco un poco la capital de capitales, esa urbe a veces insoportable y en otras ocasiones puro deleite. Me quedo con la segunda y aguanto a la primera.

Veo y me recreo cada vez que llego con partes de la historia común, y me emociono porque me toca de cerca, una sensación, salvando las distancias, como la que siento en el diario ir y venir por la ciudad que me vio nacer y de la que han borrado esquinas, plazas, edificios y árboles cuyo recuerdo es el único documento que guardo. Pero hablemos de Madrid, de unos matices desconocidos o casi.

Madrid Confidencial (Guadarramistas Editorial, 2022) Ángel Sánchez Crespo.

   Ha sido por la afición al pateo y mirar aquí y acullá que me encontré con este libro mientras los ecos del bullicio proveniente de la Plaza de Jacinto Benavente tiraban de mi curiosidad, mas puedo afirmar que no me arrepiento -me refiero al libro-. Nada descubro cuando afirmo que de esta ciudad se ha escrito lo imaginable y a lo peor también de lo otro, pero en el texto elaborado por Sánchez Crespo, el undécimo que dedica a la Villa y Corte, las historias que describe y por tanto rescata de ese posible olvido individual que siempre acecha, no tienen desperdicio como en el caso de El café de “los cagones” donde se servía un sorbete de arroz con leche «que ya fuera porque cortaba la diarrea a los que la sufrían o porque la producía a quienes la consumían» dio el sobrenombre al Café de Pombo. Dejando a un lado la cuestión escatológica, el lector tendrá noticias de aquel Madrid de los Austrias donde los locos tenían un espacio reservado para el deleite de la Corte, pero no es conveniente confundirlo con la figura del bufón. En el caso de los primeros, el asunto llegó a tal punto, que «los aristócratas también poseían los suyos» produciéndose intercambios con el dato añadido que «Italia fue el principal país importador de locos españoles».

   Que ciento veintiocho capítulos dan para mucho cuando lo que se cuenta no se pierde por los famosos cerros, es un placer que sabrá apreciar, tanto el lector de fondo como el curioso que busca el detalle que contar en cualquier fiesta de guardar. Madrid Confidencial es un libro que acerca a ciertas entretelas de la metrópolis dignas de ser conocidas por el vecino como por el visitante. En sus más de doscientas páginas, quienes aman las ciudades no deberían perder esta oportunidad. Podría continuar describiendo el texto y su contexto, pero todo eso es confidencial.