miércoles, 9 de marzo de 2022

Incurable eidetismo

Diría que es poéticamente prosado el verso que baña las páginas, que asoma entre las líneas, unas veces prietas y otras con ese espacio que deja tiempo para el pensar en tiempos que recomiendan el pulsar mortecino de la tecla que augura nadas. 


Rarefacta (Nectarina Editorial, 2022) de Tina Suárez Rojas.


Transitan por los textos de la autora de Yo amaba a Toshiro Mifune diría que el enfado -realmente pensé en la rabia, pero…-, también están presentes el humor, el dolor, la ironía, aquí y acullá, y el amor hacia el texto con un enlace permanente al interior, y a pesar de que las perdices se atraviesen en el estómago, jamás cortan la digestión. Somo cada uno. Estamos cada cual.

Hallo la presencia inmortal de Li Bai. Encuentro, Sottovoce mediante, una suerte de arpegios parisinos, susurros que se pierden, que parecen que no están. Contemplo a una mujer rota con su «llanto de pocos amigos», mujer con cierta «licencia poética» para…, preposición que resurge.

¿Para qué sirve la fidelidad? Odiseo no escucha más que el choque de espadas y la ida de las picas atravesando almas. Es Troya, esa «verbena» vista por una Penélope que ni extrañó ni fue pasto de la añoranza… Sin culpa y a vivir.


«El corazón es un cero recostadito a mi izquierda»

Otra pregunta. ¿Acaso Tres caras de un amante podría ser el resumen de una existencia con todo lo que ello significa. Parece una obviedad apresurada. Busquemos a Jorge Manrique que junto a Beckett, hacen un cameo.


«…tú espérame en Sodoma no 

obstante

hasta nuevo aviso»


No hay comentarios:

Publicar un comentario