jueves, 28 de noviembre de 2024

𝗣𝘂𝘁𝗿𝗲𝗳𝗮𝗰𝗰𝗶ó𝗻

 










Guerra Civil, Franco, cultura milenaria. Nosotros somos diferentes, Fascismo, Guerra Civil, Franco, pero… pero… no sé… cómo se dice en ‘castellano’. Estado represor. El contexto, idioma milenario, Guerra Civil, Franco…

El párrafo de apertura podría competir en un concurso de textos para representar cualquier bufonada patrocinada por individuos con una tara, cuya escora ideológica sobra explicitar y que muchos aún soportamos con impuestos, porque, al menos, nuestra dignidad está a salvo.

Lo que sigue es una breve reflexión tras ver, leer -y aguantar el vómito-.

Bajo el silencio. La sociedad vasca, espejismo de paz (Espasa, 2024) de Iñaki Arteta.

A pesar de la propaganda oficial, de la estrategia de chapa y pintura, entre nosotros conviven seres que pasean, beben, sonríen y reciben homenajes tras haber asesinado a personas cuyo único pecado fue el de no seguir al abanderado de las esencias raciales, el idioma milenario y una singularidad tal, que Roma tambalea mientras la historia española no les llega a la altura de cualquiera de los incontables zulos, donde además de armas y explosivos, enterraron vidas.

Que Iñaki Arteta ha hecho un trabajo impagable, tanto con el libro como en el documental del mismo título, para mostrarnos el rostro de los bárbaros, es un hecho que está fuera de toda duda. Pero si los testimonios etarras que se leen sobrecogen hasta la nausea, el documental pone las caras de seres absolutamente carentes de alma y rebosantes de odio, sí, odio, a pesar de que varios pretendan endulzar con sus respuestas, y otros, simplemente se muestren tal cual. Por cierto, me ha parecido un gran acierto que en la transcripción de las entrevistas se hayan respetados los balbuceos y los intentos por ‘arreglar’ lo imposible: La maldad.

Y concluyo con una mención especial para Felipe Larach, el periodista encargado de realizar las entrevistas, cuya profesionalidad fue puesta a prueba en un imprescindible trabajo, éste sí, de memoria histórica. En su caso, imagino que no hubo protector gástrico que evitara las arcadas.

Leer y ver o la absoluta putrefacción.


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