Algunas ilusiones evolucionan de la misma forma que
nuestro esfínter: pierden la solidez inicial y degeneran hasta que no pueden
contener o el bagaje de nuestra niñez o las archiconocidas secreciones. Y en
esas disquisiciones andaba Walter
hasta que un butacón estilo Jorge III
se cruzó en su vida. Un exuberante Orejero clásico al que se había añadido un
reposapiés que se extendía tras accionar una palanca ubicada en uno de sus
laterales.
No es posible, dijo, mientras contenía una sutil lágrima que amenazaba con
deslizarse por alguna de sus mejillas.
Tras una adquisición algo accidentada fruto de
varios malentendidos con el propietario de la tienda, entre los que (según
varios testigos) hubo alguna que
otra amenaza de muerte, Walter del
Cristo von Update, ubicó el mueble en el salón transversal del que
desalojó, sin miramientos, a un estimado amigo al que había ofrecido cobijo una
década antes
Eres un objeto inservible, decadente; un puñetero trasto inútil que ni
siquiera merece una prestación contributiva.
A todas luces, cómo entenderlo de otra forma, el que fuera viejo
camarada de vejaciones y exabruptos de los que habían sido objeto, sobre todo,
antiguos encargados de negociados y departamentos de atención al ciudadano,
había perdido todo predicamento ante un Walter
mutado en ácido crítico social. Un Marvin
Harris algo caníbal y rey de su casa.
Has hecho que pierda la esperanza en el ser humano. Nunca pensé…
y ahí acabó lo que se daba, porque antes de que terminara la frase, nuestro
protagonista agarró por la pechera al angustiado ser y lanzó la totalidad de su
cuerpo por la ventana de la segunda planta, ante la mirada atónita de una
familia de ornitorrincos ¿Maltrato animal? ¿Importa la racionalidad de la
acción si el ser voló? Nunca lo sabremos.
Habían transcurrido unos seis meses desde aquel
episodio y la vida placentera invadía todos los poros, obstruidos o no, de un
personaje al que su butacón había cambiado la existencia por completo. No sólo
podía disfrutar de apacibles siestas a lo largo de los 165 centímetros que
ofrecía el mueble, sino que además, descubrió una utilidad impactante: Cada vez que necesitaba incorporarse por mor de una
llamada telefónica (los móviles no existían) o a causa de un esfínter juguetón,
ese respaldo catapultaba su figura sin miramientos.
No es menos cierto que la falta de práctica quedó
reflejada en la pared: su silueta era inconfundible, pero el paso del tiempo
hizo que adquiriera una destreza digna del afamado discóbolo. Pero como siempre
ocurre, desde que tenemos noción de nuestra irrelevancia en la cadena trófica,
hay un maldito pero, y el de esta ocasión vino disfrazado de una insoportable
ola de calor procedente del noroeste.
Tal fenómeno meteorológico obligó a Walter a variar la orientación del
orejero buscando una mayor cantidad de aire; eso, más una ingesta desmedida de
bebidas subidas de tono, provocaron
un ligero caos en la coordinación de movimientos, impulsando por completo a Walter del Cristo von Update por la
misma ventana que antaño vio partir a su amigo del alma.
No hay comentarios:
Publicar un comentario