viernes, 28 de julio de 2017

Una existencia

Nunca he sido partidario de compartir ni siquiera el ir y venir de las páginas de mi vida; de igual forma que no entendería la obligación de socializar el noble arte de respirar; o prolongar la vida de una estilográfica para dar gusto al vendedor y así confirmar que la suya ha sido la mejor trazadora de vocales y consonantes que ha pasado entre mis dedos.
Y así estoy, moderadamente orgulloso de mi existencia; y aquí estoy, en esta góndola desde la que observo los embates del mar, las caricias con las que la mar premia este instante de mi vida mientras leo, mientras escribo [y tal vez describo] las idas y venidas de esas páginas de aquel libro que me recuerda lo aislado que se puede estar, no en una isla, y sí en un islote, por muy grande que parezcan [el islote o la isla].
Así que, mientras la góndola protege mi vida, en tanto mi vida se tambalea como cualquier existencia que se precie, ignoro recuerdos, abrazo presentes y saludo ¿por qué no? al distante que en su góndola cuenta el paso de su vida, golpe de aspa tras golpe de aspa.

1 comentario:

  1. Una gran reflexión que me apunto para tenerla en cuenta. Gracias por compartirla.

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