domingo, 26 de julio de 2015

La búsqueda












El libro había desaparecido ante los atónitos ojos de Galdós. Tras una intensa búsqueda, las pistas lo condujeron a la calle El Aduaz. Desde allí se desplazó hacia Antón Caballero, donde una amable doctor Centeno le dio un rastro que siguió, entre el bullicio proveniente de Ayacuchos.
Desanimado, cruzó el Infinito y en una acogedora plaza, junto a un banco y una fuente, halló unos ojos que devoraban esas páginas. Y Don Benito, sonrió.

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