jueves, 12 de mayo de 2022

Miralles por Delicado

   Dicen que es la novela portadora de una perspectiva feminista y femenina, que rompe moldes… Afirman expertos en el tema, que las páginas resultan un dechado de eficiencia en estos que los mismos expertos en el mismo tema no terminan de aclarar: Novela policíaca o novela negra, (en todo caso hay algo de novela procedimental, pero en grado ínfimo). Y no, el matiz no es baladí, mas no haré de tal asunto una cuestión de principios: ¡Dios me libre!

La presidenta (Alfaguara, 2022). Alicia Giménez Bartlett.

Una mujer que antaño tuvo mucho poder aparece muerta en la habitación de un hotel lujoso. Tras cundir el pánico entre las fuerzas oscuras que habitan esos palacios desde donde se dictan las normas, los dioses del Olimpo policial toman las riendas y ordenan cosas para evitar que el asunto salpique a esas otras mentes pensantes que se elevan sobre todos nosotros… para bien de ellos. 

Por un momento, casi tuve la tentación de gritar ¡Rita Barberá!, pero siguiendo la advertencia de que cualquier parecido no se corresponde…, recuperé la senda del sentido común y me preocupé por una tal Vita Castellá, que como usted puede comprobar apenas tiene semejanzas fonéticas con el personaje real. 

Y aparece Valencia, la corrupción y el partido todopoderoso. También hacen acto de presencia dos personajes que se estrenan en esto de la ficción policial —las Miralles—, porque a pesar de la insistencia de que esta novela es hija del género negro, nada hay de cierto en ello, dejando bien claro que una parte de la crítica literaria permanece anclada en una confusión de la que yo no me veo con fuerzas para liberarla.

   Como sea que Petra Delicado se ha tomado un descanso o pudiera estar en proceso de jubilación, todo dependerá de la acogida que tenga esta obra, no me queda otra que referirme a esas incorporaciones fruto de la imaginación de Giménez Bartlett y que desde mi punto de vista no aportan nada nuevo al panorama general de ese género que tanto lío genera (!) entre los famosos expertos. Es cierto, todo hay que decirlo, que la trama está correctamente diseñada para ser bien recibida por aquellos que únicamente tienen ojos para detectar el mal entre una parte del espectro ideológico nacional mientras la pandemia de deterioro cognitivo hace estragos para todo lo demás que pudiera estar relacionado con otros asuntos del mismo o superior calibre que la historia de La presidenta. Es probable que alguien pueda mostrar su disgusto ante lo dicho, pues sepa que si algo está marcando el camino de la novela negra o la policíaca española no es otro que el sesgo ideológico, de forma que otros temas, cientos o miles, están esperando que autores de calidad o mediopensionistas, que haberlos haylos, pudieran aparcar (santa ingenuidad la mía) su pertinaz sequía para acceder a otros palacios —por ejemplo, Andalucía, Vascongadas, Castilla La Mancha, Asturias— y ventilar sus vergüenzas. No obstante, y visto que la vida es breve, aprovecho la ocasión para recordar algunas cosillas del texto:

«En España la gente es bastante intolerante…». «No se trata de una derecha europea y civilizada, son lo peor de lo peor: juerga con putas, borracheras, comilonas, tirar el dinero que no es suyo por la ventana». ¿A que resulta la mar de divertido?

Esas nuevas estrellas que pudieran ser las hermanas Miralles, inspectoras del Cuerpo Nacional de Policía, investigan contra viento y marea, comen cuando pueden (el asunto gastronómico), se enfadan entre ellas; visitan a los padres, respiran los aromas de la primavera en la capital del Turia. Una llora por su amargo pasado amoroso, la otra, salta porque la vida hay que disfrutarla. Investigan hasta que todo acaba. 

Y cuando el final está al caer, llegarán a preguntarse por el significado de la palabra «martingala», reconociendo que no tienen ni idea, y ahí es posible que estemos ante una declaración fundacional de los nuevos tiempos que recorren el asunto negrocriminal.

No hay comentarios:

Publicar un comentario